Tuve de pronto una idea.
Pensé que, de algún modo, todos habíamos sido enviados al mundo con un propósito. No se cuál, obviamente, pero era como si iniciáramos una carrera y tuviéramos que llegar a la meta. Y como en todo, sólo unos cuantos pueden lograrlo.
Algo así como un místico Día "D" del karma o algo parecido. Llamémosle Día "K". Donde la V de la victoria es la V de Vida. Donde desembarcamos todos a intentar cruzar las arenas de la existencia. Como lo hacen las tortugas, en sentido inverso, cuando nacen.
Sólo algunos llegan. Sólo algunos sobreviven.
Como si la playa, es decir, la arena, dibujara una línea divisoria entre el océano de lo cotidiano e inútil y la tierra firme de la gloria eterna, o al revés. Muchos vienen a nacer, otros vienen a morir cuando se cansan de nadar. En ese sentido las arenas sólo son un punto intermedio, son el descanso de la escalera, pero son al mismo tiempo el sitio donde somos más vulnerables al fuego de la artillería.
Pensé que, de algún modo, todos habíamos sido enviados al mundo con un propósito. No se cuál, obviamente, pero era como si iniciáramos una carrera y tuviéramos que llegar a la meta. Y como en todo, sólo unos cuantos pueden lograrlo.
Algo así como un místico Día "D" del karma o algo parecido. Llamémosle Día "K". Donde la V de la victoria es la V de Vida. Donde desembarcamos todos a intentar cruzar las arenas de la existencia. Como lo hacen las tortugas, en sentido inverso, cuando nacen.
Sólo algunos llegan. Sólo algunos sobreviven.
Como si la playa, es decir, la arena, dibujara una línea divisoria entre el océano de lo cotidiano e inútil y la tierra firme de la gloria eterna, o al revés. Muchos vienen a nacer, otros vienen a morir cuando se cansan de nadar. En ese sentido las arenas sólo son un punto intermedio, son el descanso de la escalera, pero son al mismo tiempo el sitio donde somos más vulnerables al fuego de la artillería.
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