viernes, enero 25, 2008

Encadenado


El otro día pensé que, así como una cadena es tan fuerte como el más debil de sus eslabones, una persona es tan íntegra como la más vil de sus acciones.

viernes, enero 18, 2008

El arte de vivir o de la magnitud, dirección y sentido


Hace algún tiempo, publiqué un extracto de un discurso de Paul Auster, en el que hablaba de cómo el arte es arte porque es inútil, porque no sirve para nada y se hace por el puro gusto de hacerlo.
Luego hace unos días, publiqué otro en el que decía que, en el fondo (o no tanto, más en la superficie), todo es inútil.
Finalmente recordé que, hace más tiempo aún, publiqué un extracto del Tao Te King que habla sobre la utilidad de la nada.
Y bueno, el caso es que, he estado pensando últimamente en esto. Con estos tres puntos como ejes sobre los cuales giran todas mis reflexiones. Y de pronto me doy cuenta de que todo lo que hago, no importa cuán sofisticado, novedoso, avanzado, inovador parezca; no importa cuan gratificante, enriquecedor, edificante resulte. Todo es tan efímero...
Y no en el sentido pesimista, sino que en realidad me maravilla ver las cosas pasar, pasar en el sentido de irse. Un día pusiste todo tu empeño en algo, te esforzaste, trabajaste muy duro, y te regocijaste pensando que hacías algo útil, algo bueno. Probablemente todo ese trabajo te dio frutos, que también disfrutaste mientras duraron y al otro día vuelves a hacerlo todo de nuevo. Con la esperanza de sentir que haces algo de tu vida. Quizá para darle sentido a tu vida.
Ese es el problema.
Hacemos las cosas para darle sentido a la vida, cuando es el sinsentido, la brevedad, la pronta caducidad de la vida la que le da sentido a las cosas, si es que existe tal cosa como "sentido", que realmente lo dudo. No hay sentido ni sinsentido, no hay permanencia ni fugacidad. Sólo hay un tren de sucesos, causa y efecto que vienen y van, y una vida, UNA, que se vive (o se debería vivir) por el puro placer de vivirla.
Eso es a lo que llamo el arte de vivir.

Practicamente todo esto ya lo había escrito antes, pero lo hago por el puro placer de volverlo a hacer, para sentir que escribo algo importante y que hago algo bueno con este blog. Qué es bueno y qué es malo, qué es hacer algo bueno... es tema para otro post.

domingo, enero 13, 2008

En el mar, la vida es más sabrosa


Una vez sentí que me ahogaba en el mar. La corriente comenzó a llevarme y no pude salir por mis propios medios, tuve que pedir ayuda.
Hoy mientras pensaba, como siempre, en el devenir de la vida, tuve la misma sensación. La misma angustia. El mismo temor de hundirme y no salir nunca más.
Y aunque no lo contemplé al principio, cuando empecé a escribir esto y escribí que "tuve que pedir ayuda", de pronto todo tuvo sentido[1].
Entonces pensé que, sin hablar de ayuda profesional, en la que no confío ni creo, en realidad es uno mismo el que debe de ayudarse de todo aquello que conoce. Ayudarse, por ejemplo, de la gente a su alrededor, de las nuevas experiencias, y de las viejas también. La lista sería interminable, pero resumiendo: ayudarse de todo aquello que te saque a flote, todo lo que impida que te lleve la corriente y te hundas para siempre.

[1] Una de las maravillas de escribir, pero ésa es otra historia...