domingo, enero 13, 2008

En el mar, la vida es más sabrosa


Una vez sentí que me ahogaba en el mar. La corriente comenzó a llevarme y no pude salir por mis propios medios, tuve que pedir ayuda.
Hoy mientras pensaba, como siempre, en el devenir de la vida, tuve la misma sensación. La misma angustia. El mismo temor de hundirme y no salir nunca más.
Y aunque no lo contemplé al principio, cuando empecé a escribir esto y escribí que "tuve que pedir ayuda", de pronto todo tuvo sentido[1].
Entonces pensé que, sin hablar de ayuda profesional, en la que no confío ni creo, en realidad es uno mismo el que debe de ayudarse de todo aquello que conoce. Ayudarse, por ejemplo, de la gente a su alrededor, de las nuevas experiencias, y de las viejas también. La lista sería interminable, pero resumiendo: ayudarse de todo aquello que te saque a flote, todo lo que impida que te lleve la corriente y te hundas para siempre.

[1] Una de las maravillas de escribir, pero ésa es otra historia...

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