No sé si fueron los vodkas, no creo. Pero aquella noche en el bar tuve de pronto una extraña sensación.
Mientras tocaban una canción semi-romántica-pseudo-dolorosa, me di cuenta que justo en ese momento no extrañaba a nadie. No pensaba en nadie, no necesitaba a nadie, ni estar con nadie.
Por un instante me sentí libre de esa pesada carga de angustia y melancolía, y pude tener un pequeño vistazo de la felicidad que produce el absoluto vacío, la liberación del deseo.
No deseé nada, no deseé a nadie.
Sólo me quedé sentado, bebiendo otro vodka y mirando a la gente beber y bailar y sonreír y abrazarse y tocarse: deseando y siendo deseados.
Mientras tocaban una canción semi-romántica-pseudo-dolorosa, me di cuenta que justo en ese momento no extrañaba a nadie. No pensaba en nadie, no necesitaba a nadie, ni estar con nadie.
Por un instante me sentí libre de esa pesada carga de angustia y melancolía, y pude tener un pequeño vistazo de la felicidad que produce el absoluto vacío, la liberación del deseo.
No deseé nada, no deseé a nadie.
Sólo me quedé sentado, bebiendo otro vodka y mirando a la gente beber y bailar y sonreír y abrazarse y tocarse: deseando y siendo deseados.
2 comentarios:
...gracias!
... no es ni bueno ni malo, recuerda que todo llega cuando tiene que ser, ya esta escrito, mientras tanto la siguiente ocasion que bebas vodka, llevame contigo y estaremos en el mismo canal.. te extraño Dave! Hormiga!!
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