Querido Mateo:
Tal vez no querías llamarte Mateo, ni Emilio, ni tener 2 nombres porque seguro habrías odiado uno (y para mí eres Matt, de cualquier manera). Tal vez te diste cuenta de que las cosas estaban díficiles, complicadas, y decidiste regresarte, esperar un poco. Tal vez todavía no era el momento, todavía no era tiempo de que llegaras, quién sabe. Y hablando de tiempo, disculpa el adelanto, o atraso, según como lo veas. Yo pensaba escribirte más tarde, pero ya ves, algún día habrías aprendido también que esperar no siempre es tan bueno y que a veces se nos hace tarde, tal vez demasiado tarde, para muchas cosas.
Me gusta pensar que las cosas pasan por algo. Acá de este lado así somos: nos gusta creer, en lo que sea, pero creer, para llevárnosla más tranquila, para tener de dónde agarrarnos, a dónde volver cuando estamos perdidos.
Hoy fué un día gris. El día que te fuíste fue gris, y la noche algo fría. Habrías aprendido que ya por estas fechas el clima es así, y con días como este no queremos hacer nada. En realidad nunca queremos hacer nada. Dicen que la gente es como el clima en el que viven, yo no sé, a veces creo que es cierto, a veces no. También dicen que los que se van como tú te fuiste deciden quedarse allá con los ángeles, como un ángel, para cuidarnos a los de acá. Tal vez decidiste que desde allá cuidarías mejor de tu mamá, y qué suerte, porque sabrás que acá de este lado nunca nos viene mal tener algún contacto con las alturas que nos ayude y nos eche la mano. Supongo que esa fué la misión que te fue encomendada. Acá nos cuesta tanto encontrar la nuestra.
Una persona que quiero mucho me dijo que justo hoy se había marchitado la última rosa de las seis que le dí, y yo le dije que fué porque, al irte tú, algo se marchitó en mí también. Así somos acá también. Nos vamos llenando de pequeñas cositas, buenas y malas, y así de poquito en poquito nos vamos vaciando también. Somos como esos mosaicos a los que les falta alguna piedrita por aquí o por allá.
En fin, te diría que te cuides, pero tú estás ahora mejor que nosotros. Cuídanos tú.
A tu mamá cuídala mucho.
Te vamos a echar de menos, pero quién sabe, tal vez algún día por allá nos veamos.
Hasta entonces.
Me gusta pensar que las cosas pasan por algo. Acá de este lado así somos: nos gusta creer, en lo que sea, pero creer, para llevárnosla más tranquila, para tener de dónde agarrarnos, a dónde volver cuando estamos perdidos.
Hoy fué un día gris. El día que te fuíste fue gris, y la noche algo fría. Habrías aprendido que ya por estas fechas el clima es así, y con días como este no queremos hacer nada. En realidad nunca queremos hacer nada. Dicen que la gente es como el clima en el que viven, yo no sé, a veces creo que es cierto, a veces no. También dicen que los que se van como tú te fuiste deciden quedarse allá con los ángeles, como un ángel, para cuidarnos a los de acá. Tal vez decidiste que desde allá cuidarías mejor de tu mamá, y qué suerte, porque sabrás que acá de este lado nunca nos viene mal tener algún contacto con las alturas que nos ayude y nos eche la mano. Supongo que esa fué la misión que te fue encomendada. Acá nos cuesta tanto encontrar la nuestra.
Una persona que quiero mucho me dijo que justo hoy se había marchitado la última rosa de las seis que le dí, y yo le dije que fué porque, al irte tú, algo se marchitó en mí también. Así somos acá también. Nos vamos llenando de pequeñas cositas, buenas y malas, y así de poquito en poquito nos vamos vaciando también. Somos como esos mosaicos a los que les falta alguna piedrita por aquí o por allá.
En fin, te diría que te cuides, pero tú estás ahora mejor que nosotros. Cuídanos tú.
A tu mamá cuídala mucho.
Te vamos a echar de menos, pero quién sabe, tal vez algún día por allá nos veamos.
Hasta entonces.
1 comentario:
... cada que lo leo.. me sigue provocando ese sentimiento que solo tu sabes darle a todo lo que haces... TE ADORO!! gracias David!!
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