Una cultura que tiene a la belleza física entre sus máximos valores es, necesariamente, una cultura que pretende escapar al paso del tiempo, que pretende no envejecer.
Pero no envejecer significa no crecer, y no crecer es no aprender.
No es de sorprenderse que la cultura de la belleza física sea al mismo tiempo la cutura de la ignorancia.
Si el que nada sabe nada teme, entonces tú que sabes deberías temerle al ignorante y su cultura de lo efímero, porque juntos son capaces de cualquier cosa.
Pero no envejecer significa no crecer, y no crecer es no aprender.
No es de sorprenderse que la cultura de la belleza física sea al mismo tiempo la cutura de la ignorancia.
Si el que nada sabe nada teme, entonces tú que sabes deberías temerle al ignorante y su cultura de lo efímero, porque juntos son capaces de cualquier cosa.
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