
En una junta ejecutiva, en la que altos funcionarios decidían asuntos importantes para el futuro de la nación, pensé de pronto: Esto no me importa. Nada de esto me importa en lo más mínimo. En lo absoluto.
A mi me importa el rock, me importan las guitarras.
Me importa la literatura, me importan los libros, me importa Shakespeare, Cervantes.
Me importa la poesía, me importa Baudelaire, Bukowsky.
Me importan las fotografías, el buen cine.
Me importan los Conciertos de Brandenburgo de Bach, las sinfonías de Mozart, de Beethoven.
Esas cosas...
Cosas importantes.