martes, junio 28, 2011

A fuego lento


El que sabe cocinar, aunque sea un poco, sabe también que a fuego lento es como se transforman los ingredientes en sabores. O mejor dicho, como los sabores de los ingredientes se mezclan para dar lugar a otros, a menudo completamente diferentes. El sazón: una sinergia culinaria.
El que no sabe y está hambriento, en cambio, sucumbe ante la lógica de que más temperatura equivale a menos tiempo. Los hornos de microondas por ejemplo, dejan con frecuencia el alimento frío o crudo al interior, y en lugar de dar, quitan sabor.
Como todo, la destreza en la cocina viene con la experiencia, con algunos dedos quemados, cocinas llenas de humo, algún platillo en llamas, una sartén carbonizada.
En estos tiempos de fast food, el que ha andado, visto y leído (como dice el Quijote), en fin, el que ha vivido, el de mayor edad, a veces nos parece lento y solemos pensar que es a causa del cansancio o el desgaste.
Yo creo que en realidad es porque le ha bajado al fuego, y como quien come lentamente un postre para prolongar el placer de la degustación, ha aprendido que cada bocado de vida debe cocinarse y saborearse con tiempo y calma para darle el mejor sazón y paladear sus matices más exquisitos.